Laboratorios
Los laboratorios de Territorio constituyen experiencias extremadamente participativas y, en general, asociativas con infraestructuras institucionales previamente existentes. Consideramos que es urgente repensar, optimizar y poner en valor numerosas estructuras tradicionales del sistema educativo artístico, como es el caso de teatros, aulas universitarias, estudios de grabación y museos. Los laboratorios de Territorio proponen espacios de creación, investigación y reflexión altamente direccionados a la realización de obras originales de mediana extensión.
A diferencia de nuestros espacios de formación, donde la exposición de contenidos posee un rol de mayor protagonismo y la exigencia es principalmente procesual, en los laboratorios nos proponemos sistemas de creación colectivos que apuntan a obras de dimensiones medianas y a experiencias intensivas y sitio-específicas. A los 5 puntos planteados en el área de formación sumamos tres que consideramos fundamentales en nuestros laboratorios.
1
Optimización, puesta en valor y reciclaje
Las lógicas de consumo, descarte y precarización de nuestro actual sistema económico promueven la existencia de numerosas infraestructuras técnicas e institucionales en desuso, abandono o subutilización. Esto, que es un sentido común en casos de estructuras evidentemente abandonadas como fábricas, edificios de vivienda o centros culturales abandonados, es también cierto para mucha de la infraestructura que habitualmente consideramos utilizadas. Nuestros laboratorios suponen siempre una mirada de optimización y puesta en valor sobre los recursos existentes, promoviendo la apertura de los espacios en nuevas direcciones e investigando otros usos, fieles a su sentido último pero distintos en su enfoque metodológico.
2
Plasticidad
Nuestros laboratorios se definen por ser espacios anfibios e inclasificables que, por consecuencia misma de su intención, proponen categorías nuevas de trabajo. Pueden funcionar simultáneamente como centros de estudio, espacios de acción y performance y grupos de obra pública. Pueden, también, ser micro-escuelas. Pueden ser exhibiciones y ensambles, al mismo tiempo. Es de nuestro interés apostar tanto por una renovación en los contenidos, como en las formas de estructurar espacios de creación, abriendo la posibilidad al surgimiento de espacios de enunciación colectivos, capaces de producir obras y prácticas nuevas, sustancializadas y susceptibles de conmocionar.
3
Agenciamiento:
El laboratorista como sujeto activo
Un laboratorista no es un estudiante. No es un alumnx, ni siquiera un tallerista. Un laboratorista es un sujeto activo que ingresa a un dispositivo de aprendizaje y creación y que tiene, por lo tanto, una responsabilidad activa en el resultado final del proceso. A través de la guía de quienes coordinan los espacios, el laboratorista es instado a poner-lo-suyo, a arriesgarse y a contaminarse de las prácticas de sus compañerxs. Nuestros espacios son siempre abiertos a la comunidad, pero es en los laboratorios donde se plantea una exigencia específica: No ser un transeúnte, un sujeto pasivo o apenas aprendedor.